Empresario de la Semana

Hoy en día, paseamos por nuestras playas y uno ya cree como natural, como parte del paisaje, los singulares parasoles que protegen del fuerte sol a ese veraneante que por el color de su piel se adivina que acaba de llegar rumbo del Norte de Europa mientras descansa plácidamente en una confortable hamaca. Pero no siempre estuvieron ahí. Fueron hombres como Pepe Porras por los que ese noble oficio comenzó a florecer en Fuengirola.

 

A sus 69 años, este bolichero lleva 51 veranos en su parcela, frente a la calle Manolo Fernández, ofreciendo al turista un magnífico entorno en el que olvidarse de sus obligaciones y preocupaciones. Por su experiencia y cuidar de uno de nuestros mayores tesoros, la playa, la Playa Pepe Porras es nuestra empresa de la semana.

 

 

Chiringuitos de chamizo

Pasadas ya sus bodas de oro laborales, Pepe Porras recuerda con añoranza sus inicios, cuando comenzaron a llegar los primeros turistas hasta la Costa del Sol, allá por los años 60.

 

 

"Empecé, junto con un amigo, montando un chiringuito de entonces, hecho de chamizo. Entonces los veraneantes, los primeros que comenzaron a venir hasta la Costa del Sol, sólo iban a la playa hasta el mediodía. De hecho, a las tres de la tarde ya estábamos cerrando porque no había nadie en la playa hasta el día siguiente", comenta.

 

Luego, por su cuenta, decidió imitar lo que ya entonces se hacía en Torremolinos y montó sus primeras sombrillas y hamacas.

 

 

"Eran muy sencillas, hechas de lona y madera. Entonces venían muchísimos extranjeros y había un ambiente buenísimo. Les encantaba porque todo ésto estaba muy virgen y había poca gente. Luego esas primeras hamacas las cambié por cabeceros de madera con una colchoneta, hamacas de madera, hasta evolucionar a lo que tenemos ahora, que son de plástico", rememora con cariño.

 

 

No en vano, hasta contar con sus 180 hamacas y 90 parasoles actuales ha tenido que pasar largas jornadas de calor y trabajo, que aún a las puertas de los 70 años, continúa ejerciendo con pasmosa destreza. Así, desde poco antes de las 8 horas de cada día, Pepe llega a la playa y comienza a preparar su parcela para la llegada de sus clientes.

 

 

Entre ellos se encuentran familias enteras que llevan décadas fieles a Porras. También extranjeros con los que se entiende en un inglés aprendido a base de años chapurreando con ellos. Y, como no, personalidades y famosos han pasado por sus hamacas.

 

 

A actriz Victoria Abril, el fallecido seleccionador nacional de baloncesto, Antonio Díaz Miguel, María José Cantudo, el exentrenador del Sevilla Fútbol Club, John Wallace; son algunos de ellos.

 

 

"Con Silvia Pantoja tuve una anécdota muy graciosa. Le alquilé, a ella y a una amiga suya, un hidropedal, por una hora, sin saber que era ella. Luego me lo dijeron dos clientas y volvieron a las tres horas porque se habían quedado dormidas", relata.

 

Tiempos difíciles
Respecto a lo que le está tocando vivir con la crisis económica, asegura que se está dejando notar mucho en su parcela y que, además, cuenta con otro problema: la masificación en las playas y la cobertura legal de las concesiones administrativas que rigen las parcelas.

 

 

"Cada vez hay más gente en la playa que se ponen delante de las hamacas. Los clientes se quejan y yo no puedo echarlos porque, pese a que pago por la concesión de mi parcela, la administración no nos aclara hasta qué punto podemos pedir a la gente que está delante de las hamacas que se vaya a la zona libre. Me siento impotente y desprotegido legalmente. A la vez, veo como se nos escapan estos clientes que son los que de verdad consumen. El turismo es nuestra principal fuente de ingresos y vienen por las playas. Sino podemos orden en ellas, nos cargaremos el turismo", dice.

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