Empresario de la Semana

Se llaman Marisa, Rosario y Susan. Tienen muchas cosas en común, pero una por encima de todas: confían en las personas y en que éstas, en sus peores momentos, tan sólo necesitan un pequeño empujoncito. Las tres son, desde hace tiempo, voluntarias de Cáritas Parroquial de la Iglesia de San Manuel, en el corazón del núcleo urbano de Las Lagunas de Mijas. Pero es ahora, cuando más se está notando la crisis económica, cuando más se está notando su labor al frente de los vecinos de esta popular zona de Mijas.

 

“Antes sólo venían inmigrantes, que ganaban poco o les costaba algo más encontrar trabajo, pero ahora son la mayoría españoles. Gente que vino aquí a buscarse la vida, fundo su familia, los dos están en paro y no tienen ni qué darle a los hijos para comer. Y son muchos. Cada vez más, por desgracia”, explica Marisa Peláez, que lleva al servicio de Cáritas desde 1999.

 

Comida, ropa, alguien dispuesto a escuchar; decenas de familias pasan por la sede de esta institución ligada a la Iglesia Católica, en la calle Río de las Pasadas, en busca de ayuda para poder mitigar los efectos de esta maldita crisis económica que está avasallando las esperanzas de miles de ciudadanos.

 

Cáritas no es una empresa, propiamente dicha. Aunque tanto Marisa, como Rosario y Susan mantiene que ocupa y requiere la misma organización que una empresa. Esta semana, UnSoldeCiudad.com y su sección “Empresa de la Semana” quieren ofrecer otra mirada. Una manera de trabajar y buscar otras formas de remunerar, de enriquecer el alma. Por eso, Cáritas Parroquial de San Manuel es nuestra Empresa de la Semana.

 

Proceso

La atención a un nuevo usuario de Cáritas requiere de un proceso para conocer la situación real del mismo. Primero han de pasar por una entrevista personal en la que exponen su problemática.

 

“Se ve en sus caras si la necesidad es real o no. Tratamos siempre de apurar todas las opciones con la familia, pero muchas veces están solos. Sólo nos tienen a nosotros y sus hijos verdaderamente lo necesitan. No es un momento fácil pero estamos preparados para ello”, dice Rosario Bermúdez, que es la voluntaria encargada de esa primer contacto con las familias.

 

La sede cuenta con varias habitaciones con comida y ropa. En este sentido, al mismo tiempo que han aumentado las peticiones, también lo han hecho las donaciones de estos víveres. Lo que más se necesitan son alimentos frescos, aunque Susan Jones, la hermana “guiri” como la llaman sus compañeras, apunta que lo mejor en muchas ocasiones es dar dinero para que ellos compren lo que más se necesite.

 

“Aconsejamos que quien verdaderamente quiera ayudar, se pase por aquí y pregunte qué hace falta. Nos deje el dinero o vaya a comprarlo él mismo. Quien quiera ser un voluntario, como nosotras, debe pasar un cursillo de formación en la propia parroquia de San Manuel y ser muy creyente. Aquí ayudamos a hermanos. Todos los que vienen lo son y se tiene que sentir pagado y feliz con eso”, añade Marisa.

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