Empresario de la Semana

A sus treinta y pocos años, Cristina Merino, una bailaora fuengiroleña, es una de esas personas que tiene la inmensa suerte de decir que trabaja en lo que más le gusta. Hace ocho años, montó por su cuenta y riesgo la academia de baile que lleva su propio nombre en un local del corazón de la barriada de Las Lagunas, en la calle Rubén Darío.

 

No fue fácil. Tuvo que trabajar en una y otra cosa, todas ellas distintas al baile, hasta ahorrar lo suficiente para empezar con su nueva andadura. Como tampoco está siendo fácil lidiar con la crisis y con la cada vez más numerosa competencia. Pero consiguió abrir y se mantiene muy activa con sus grupos de niños y adultos.

 

De 4 a 78 años

En su recoleta y moderna academia caben todos. Desde el más pequeño al de espíritu más joven y del que sólo desea pasarlo bien al que quiere formarse en el difícil mundo del baile flamenco.

 

Danza clásica, sevillanas, alegrías, rumbas... la inmensa mayoría de palos flamencos se imparten en este centro de baile lagunero. Igualmente, también se imparte yoga durante varios días a la semana.

 

“Era una persona muy metódica y que sólo supo aprender cuando apuntó todos los pasos y los memorizó. No había manera de que entrara directamente con la música. La verdad es que me hizo aprender a mi mucho de cómo explicar las cosas”, comenta orgullosa.

 

“Estoy muy ilusionada. Es un reto para el que llevo preparándome mucho tiempo y con el que espero aprender y ofrecer algo nuevo”, dice.

Ilusión, constancia y mucho arte al servicio de vecinos de la zona y de todo aquel que quiera empaparse del mejor flamenco.

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